EL
PATITO FEO
Adaptación
de Teresa Delgado del cuento de Hans Christian Andersen
Cierto
día, en cierto lugar lejano, una preciosa Patita esperaba entusiasmada el
nacimiento de sus polluelos que ya comenzaban a romper los cascarones de sus
huevos y a asomar sus cabecitas al exterior para encontrarse con la mirada amorosa
de mamá pata.
El
que más tardó en hacerlo fue el que habitaba el huevo que mama pata había
mirado con cierto recelo mientras los empollaba, y es que era un tanto más
grande y rugoso y tenía unos lunares extraños, también parecía más duro y quizá
por eso su habitante tardó un poquito más en romper su cascara.
Cuando
todos estuvieron fuera la mamá observó como el último pollo en salir era más
grande, con un pico más cuadrado y extraño, más desgarbado y torpe que los
otros, en definitiva, más feo y realmente le costó aceptarlo.
A
medida que el resto de los pollitos crecía y se volvían aves preciosas, el último
en nacer se iba quedando atrás sin cambiar con tanta premura y acierto su
aspecto, por lo que pronto se volvió el blanco de las burlas de sus hermanos y
del rechazo de su propia madre…
El
pollito extraño comenzó a sentirse solo y diferente al punto que cierto día y
no soportando más las burlas o indiferencia de los que le rodeaban abandonó el
lugar en busca de nos sabía muy bien qué.
Era
invierno y todo estaba más solo, más oscuro y más frio que de costumbre por lo
que a medida que iba adentrándose en territorios desconocidos para él, más dura
se volvía aquella aventura que no había tenido más remedio que emprender. La
soledad, el agotamiento, el frío y el hambre le llevaron a buscar cobijo en
lugares muy peligrosos para los patos como por ejemplo, un establo lleno de
vacas inmensas, una manada de perros callejeros…era tal su necesidad de
compañía, calor y de pertenecer a una familia o a un grupo…
El
invierno fue pasando y unas veces solo, otras mal acompañado y otras en mejor
compañía, el patito vio estallar ante sus ojos la primavera. La primavera
parece que le abre a uno los ojos y le da ganas de estar contento y revolcarse
en la belleza. Eso andaba haciendo el patito hasta que llegó cerca de un
hermoso lago en donde nadaban unas aves bellísimas que él jamás había visto
antes, de hermoso plumaje blanco, largo cuello y una elegancia de ademanes que
no dejó boqui…
bueno piquiabierto…se
acercó al lago para verlos de cerca, sigiloso por temor a un nuevo rechazo pero
lejos de ser rechazado pudo sentir la simpatía de las aves que lo invitaban a
nadar con ellos, cuando entró al agua con cierto recelo aprendido de las experiencias que hasta entonces había
tenido…se vio reflejado en el agua por primera vez desde que era pequeñito y el
agua no le devolvía una imagen amable y sobretodo no le devolvía una imagen que
se pareciera a la que él observaba a su
alrededor. Estaba descubriendo por fin quién era y sobretodo que nada
equivocado o feo había en él, que era exactamente lo que había venido a ser,
que habían muchos de su mismo aspecto y que le encantaba ser UN HERMOSO CISNE.
UN HERMOSO CISNE que por error, acabó en el nido de una pata y celebró junto a
su nueva familia, su nuevo grupo de iguales la maravilla de encontrase a sí mismo.
Y
colorín colorado este cuento ha terminado.
Teresa Delgado © 2016
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