Pasó toda su vida respondiendo "NO", unas veces iba bien y otras mal.
Cuando le preguntaban si había ido mal, él respondía “No". Cuando le preguntaban si era infeliz él respondía “No”. De manera que todos concluyeron que aquel era el hombre con más suerte y más feliz de los alrededores. Se casó con una bella muchacha poseedora también de una buena fortuna que aportó al matrimonio. Su esposa aprendió a preguntarle las cosas de manera que aún recibiendo un "NO" por respuesta eso fuera exactamente lo que viniera bien a su demanda. Sus hijos aprendieron, modelando a su bella e inteligente madre, a conseguir de él lo que querían elaborando bien sus preguntas.
Lástima que respondiera "NO en aquel aciago instante en que la muerte decidió darle unos añitos más de prórroga...
Teresa Delgado © 2012
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