Era tan pequeñito que cabía en cualquier abrazo, y cada abrazo lo fue haciendo más grande y más fuerte, pero lo que realmente lo hizo crecer, aunque a trompicones, fueron los no abrazos, las no miradas, las no palabras….
Hoy él, que ya es grande aunque no muy alto, guarda a su niño en los bolsillos no vaya a ser que se le olvide abrazarlo cada noche,mirarlo, hablarle, o que en un despiste se le olviden los sueños, la inocencia de creer que todo es posible, a fin de cuentas ese niño es la voz que lo salva cada día recordándole que siempre es tiempo de ser niño.
Teresa Delgado © 2012
http://www.encuentos.com/cuentos-infantiles/tiempo-de-ser-nino/
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