Publicado en facebook por Fausto Vonbonek, el Lunes, 15 de noviembre de 2010 a las 11:58
Es mediante una pregunta como un niño enmienda el esquema imperfecto en un mundo de cuánticas almas. Preguntar porvenires, pasados. Preguntar quién jugó en esas ruinas, qué niños. Quién ha manchado la luna, qué crayola invisible dibuja la lluvia y por qué escribo «viento» y las hojas se vuelan. En la pregunta infantil fosforecen los sueños. Cuál estrella es la mía, quién ensordeció el silencio ¿Es verdad que hay más mundos que granos de arena? Sí, es verdad. Y por qué. Porque en cada mundo hay un niño cuidando una rosa. ¿Y es feliz? Sí, es feliz, muy feliz. Y la rosa, ¿es feliz? (Enmudezco un instante, el amor es también una rosa infalible de infalible espina) Quizás sí, quizás no. No lo sé a ciencia cierta, mi niño, pero en esa pregunta defines en sí el universo.
© Fausto Vonbonek
Mi respuesta
Es mediante una respuesta adecuada como un adulto le regala a su propio niño las no respuestas que un día quedaron flotando en los globos del tiempo, es la nueva oportunidad de enmienda, es escuchando las infinitas fragancias preguntas que hacemos felices las rosas eternas que airean las estancias de la vida salpicando de estrella en estrella infinitas gotas de frescas oportunidades de ser niños amor.
Este escrito me ha emocionado lo indecible y lo guardo para siempre en mi cajita de respuestas para niños.
Teresa Delgado
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