Hace ya muchos años, cuando yo tan solo contaba con dieciocho, trabajé en una guardería de mi localidad. Amaba aquel trabajo con el que me inicié en el mundo laboral y con el que tantísimo aprendí y crecí. Sin embargo algunas cosas no me agradaban del todo y una de ellas era la hora de la comida. Siempre he sentido-sabido que comer es un acto que precisa de más sosiego y cercanía del que las características de las instituciones suelen prestar, de manera que se me ocurrió que podía ser buena idea acompañar ese tiempo con música para las niños y solía ponerles esta canción de Silvio A mis compañeras, hacía tiempo que yo les parecía un tanto diferente por poner música a la hora de comer cuando el griterío es tan apabullante que la sola idea de que la escuchen resulta utópica, pero el hecho de que la música elegida por mí fuera una canción de Silvio Rodríguez en lugar de canciones infantiles ya me catapultó a la fama como diferente y extraña. lo cierto es que había muy buen ambiente en aquel colegio y que el compañerismo era uno de nuestros deliciosos privilegios. En secreto les confieso que el hecho de poner a cantar a Silvio durante el tiempo dedicado a que un montón de niños de diferentes edades (entre dos y cinco años) que ya llevaban unas cuantas horas fueras de sus casas y lejos de sus papas, propiciaba en mi cierta disposición de ánimo propenso a la ternura infinita y que esto acompañaba bien dada la coyuntura, pero también sentía que aquella musiquita suave y cadenciosa unida al peculiar registro de voz de Silvio podía repercutir en aquellas personitas relajándolos. El experimento funcionó. Se define como volumen a la percepción subjetiva que el ser humano tiene de la potencia de un determinado sonido y que se mide en decibelios, pues he de decirle que era bastante notoria la bajada de decibelios en aquella sala cuando comenzaba asonar la música.
Al cabo de unos días, si yo olvidaba consciente o inconscientemente poner la música, ellos la pedían. Poco tiempo después, algunos empezaron a tararearla y casi siempre solicitaban un bis, lo más emocionante fue descubrirnos cantándola al unísono muchos niños, alguna que otra cuidadora y yo, mientras los otros comensales la escuchaban con mucho gusto mientras comían. La expectativa coincidió con el resultado, es bien sabido que comer tranquilo propicia buenas digestiones y se reconfirma que comer feliz las vuelve auténticas y nutritivas sinfonías.
Efectos colaterales:
Durante unos meses Silvio Rodríguez se volvió habitual comensal en un pequeño comedor infantil de una pequeña guardería en una Isla pequeñita de enfrente de su Isla natal, aquí en Gran Canaria.
Se generó una maravillosa y sinérgica relación cuidadoras- comensales que dejaron de sentir la “hora del comedor” como la más crítica.
Por mi parte, siempre que escucho esta canción, por aquello del condicionamiento clásico al que el Señor Paulov dedicó muchas horas de estudio, me huele a comida, se me llenan las orejas de aquel adorable griterío, y siento manitas y besitos lindos por todos lados, también escucho como si de este mismo instante se tratara vocecitas pequeñas diciendo:
- ¡Tery, otra vez la canción del enanito!!!
Y me encanta esta maravilla
Teresa Delgado © 2010
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REPARADOR DE SUEÑOS
Silvio Rodríguez (Cuba)
Siempre,
llega el enanito
con sus herramientas
de aflojar los odios
y apretar amores
Siempre,
llega el enanito
siempre oreja adentro
con afán risueño
de enmendar lo roto
Siempre,
apartando piedras de aquí,
basura de allá -haciendo labor-
siempre va esta personita feliz
trocando lo sucio en oro
Siempre,
llega hasta el salón principal
donde está el motor que mueve la luz
y siempre allí hace su tarea mejor
el reparador de sueños
Siempre,
llega el enanito
hasta la persona, hasta todo el pueblo
hasta el universo
Siempre,
llega el enanito
y desde esa hora se acaba el silencio
y aparece el trino
Siempre,
apartando piedras de aquí,
basura de allá -haciendo labor-
siempre va esta personita feliz
trocando lo sucio en oro
Siempre,
llega hasta el salón principal
donde está el motor que mueve la luz
y siempre allí hace su tarea mejor
el reparador de sueños
http://teresadelgadod.blogspot.com.es/2010/10/el-reparador-de-suenos-silvio-rodriguez.html
Que lindo lo que comentas acerca de como los niños tarareaban y cantaban esa canción a la hora de su comida. Me emocionaste mucho al leer la historia y escuchar la canción al mismo tiempo. Un beso desde Argentina
ResponderEliminarMuchas gracias Darío, en primer lugar por pasear este rinconcito mío, en segundo lugar por dejar tu precioso comentario que a mi también me ha emocionado y en tercer lugar por tu sensibilidad. Un abrazo sincero desde Gran Canaria hasta Argentina.
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